
Pintar el aroma de los sacrificios, perfumes de testimonios para ofrecer al altar de los holocaustos.
Aroma para expiar las carencias del perfume sofisticado y presuntuoso, perfumes que acumulan compromisos.
Creo, en el aroma se impregna del testigo, de unos paisajes fosilizados con todos los seres vivientes, olor de ganado quemado y convertido con ceniza más incienso. Todo esparcido sobre el lino manchado con sangre. El cuadro, ¿por qué no? Altar de los perfumes. Sólo aromas puros, el olor del constante contacto con la tierra, la naturaleza que me embriaga sus instintos, formándome despacio y a ordenar mi propia memoria.
Reconozco sentirme lejos de los Aromas que camuflan los sacrificios.
S. Moix