La esencia de Ernesto (documental)
Ernesto impulsó la creación de un diálogo entre el olfato y el arte con la idea de enseñar a las personas a “Aprender a oler”, y a educar el olfato, el sentido más olvidado.
Sordo desde la infancia, volcó en su trabajo y sus intereses más íntimos el desarrollo del sentido del olfato como piedra angular de su forma de vivir.
El empresario y perfumista, tuvo una inclinación por el mundo del arte qué, no sólo lo llevó a crear una Fundación con su nombre y dos colecciones de arte vinculadas a ella (colección olorVISUAL y NASEVO), sino que a través del arte, creó su propio personaje, NASEVO (acrónimo de NAS, nariz en catalán, y sus iniciales Ernesto Ventós Omedes). A través de NASEVO, pudo dar rienda suelta a su creatividad y sensibilidad, creando piezas artísticas siempre vinculadas al apéndice Nasal.
El olfato se convirtió de esta manera, en el sentido más presente de su cotidianidad, y por tanto, resulta lógico que Ernesto, lo convirtiera precisamente en el objeto de su reivindicación y en el objetivo personal de su motivación.
Se dio cuenta de que los artistas plásticos, normalmente trabajan dando prominencia a los sentidos de la vista y el oído, en ocasiones también al del tacto, pero rara vez al del olfato. Por esa razón, – a finales de los 70 – inició su cruzada particular para elevar el sentido del olfato al nivel de los demás, al menos artísticamente hablando. Ernesto impulsó la creación de un diálogo entre el olfato y el arte, e implicando a los artistas, los convirtió en cómplices de esta aventura que nació con la idea de enseñar a las personas a “Aprender a oler”, y a educar el qué, según Ernesto, era el sentido más olvidado, y a la vez, el “rey” de todos los sentidos: El olfato.