
Paisatge fragmentat (I, II, III) evoca la percepción fragmentada del paisaje partiendo de los olores, texturas, sensaciones y elementos encontrados en la playa de Portbou en el Alt Empordà.
La fragmentación se relaciona a la vez con la percepción y con la representación; percibimos y representamos de manera fragmentada, reconstruyendo el que consideramos un lugar a partir de los fragmentos que hemos percibido. Esta interacción con el mundo que nos rodea determina también la manera en que incidimos, modificamos y fragmentamos el entorno natural.
En relación con el paisaje, la obra está construida desde una perspectiva multisensorial, entendiéndolo no tan solo como una imagen, sino como el cúmulo de estímulos que experimentamos y sentimos en un lugar: desde los olores hasta los sonidos y las sensaciones táctiles. En este sentido, Noal busca hacer patentiza la importancia de la percepción global del paisaje a través de prácticamente todos los sentidos, no centrándose exclusivamente en la vista. Buscando el punto de encuentro entre el paisaje exterior y el interior, con la voluntad de dotar la creación plástica de la capacidad de mostrar este espacio invisible que se genera entre la manera en que percibimos y el lugar donde nos encontramos.