La Fotografía solo tiene dos dimensiones y sin embargo tiene que representar la realidad completa. No huele, pero tiene que hacernos revivir los olores, también cosas intangibles, como los sentimientos, las sensaciones; y alterar los estados de ánimo.
Para lo cual el mecanismo es sencillo, a pesar de que no simple: el recuerdo. Las fotografías tienen que llegar a la parte del cerebro que almacena la memoria y removerla porque el espectador vuelva a experimentar las sensaciones. Una rama agitada por el viento nos llevará a un momento personal y “oleremos” de nuevo la retama mojada por la lluvia.
La magia de la Fotografía.
Juan Manuel Castro Prieto