
La obra Landscape 7 se enmarca dentro de un conjunto de obras que tratan sobre el propio medio pictórico e intentan acercarnos a la naturaleza plástica y el sentido de la practica artística a partir de la aceptación de los acontecimientos accidentales o azarosos que ocurren alrededor de la praxis como factores positivos, así como elementos sobrantes y aspectos aparentemente marginales.
Como si de un proceso de la sedimentación geológica se tratara, la pieza está compuesta por trozos de pintura seca se han ido formando a partir de diferentes capas y mezclas en paletas o cubetas de pintura, seleccionando aquellas que de diferentes capas de pintura han formado una gama de colores acorde con un cielo imaginario de verano en un ocaso del día.
Para mí que el material provenga de un proceso activo es muy importante ya que aquí radica su autenticidad, no solo conceptualmente sino también en la concreción de la forma. La unión de las piezas y su acumulación construye un perfil semi llano.
Me gusta pensar que esta obra puede abarcar diferentes sentidos de la percepción humana, tanto la vista como el tacto, sin embargo, el olfato puede ser un aspecto que aporte la imagen donde el símil entre la forma de la montaña y la de un vertedero es muy elocuente.
A diferencia de la pieza presentada el año pasado, esta obra adquiere una nueva dimensión donde el cielo puede sugerir un ambiente con olor a tierra y aire.