EL OLOR DE LA PINTURA
A partir de la idea que el olor se puede convertir en pintura, en un desplazamiento de la función y el sentido, miré de reproducir este desplazamiento -o desenmarcamiento -en el ámbito de la convención artística. El olor, imposible de atar con los colores y las formas, era una materia adecuada para abastecer el contraste: pintar sin color, escribir sin sonido, someter las cosas a la ambigüedad del olor, y de esta manera mutarlas en el punto en qué olviden que son cosas ciertas y se limitan a evocar la función que tienen. Pintar olores fue pues, como hablar de pintura.
Jordi Alcaraz
Callela, octubre 93