
Encontré este hombre a orillas del Ganges, en Benares, en la India, a pocos
pasos de una cremación.
Un leproso, sin manos ni piernas, privado de vista y de tacto, para él el
mundo no fue más que sonidos y olores. Por eso, imaginé, había elegido vivir
en un mercado, y al lado del río sagrado, de los cuales venían mil perfumes,
especias y olores humanos.
Jean-Baptiste Huynh