La serie de pinturas “Grid” tiene su origen en el creciente interés que en los últimos años ha cobrado en mi producción la memoria y los mecanismos que en ella intervienen. Mi trabajo ya giraba en torno a la percepción de la realidad y la reelaboración de la misma que llevamos a cabo de manera constante. Sin embargo, es desde la pérdida de un gran amigo hace 3 años, cuando este interés se desplaza de manera paulatina hacia la memoria y el recuerdo como un caso particular y extremo de esa construcción constante de la realidad.
Así la serie “Grid” profundiza en la hibridación de pintura y fotografía, una constante en mi trabajo. Este camino de ida y vuelta en torno a la fotografía y la pintura como estrategias de interpretación de la realidad me permite hablar acerca de los mecanismos que intervienen en nuestra percepción y en la construcción de nuestra memoria.
En este caso en concreto la serie se origina a partir de una imagen fuertemente vinculada a mi recuerdo y mi memoria personal: una fotografía del árbol (un falso pimentero, Schinus Molle) que plantamos sobre las cenizas de mi amigo fallecido. El árbol se encuentra en un terreno a las afueras de Córdoba (en Encinarejo) donde solíamos pasar los veranos juntos durante la infancia y adolescencia. Así, la imagen fotográfica que desencadena la serie está cargada de recuerdos y memorias por todo lo que supone en mi biografía. Partiendo de una imagen tan connotada me interesaba indagar en los mecanismos mediante los cuales nuestra memoria reinterpreta constantemente aquella imagen a la que pretendemos remitirnos. El objetivo de la serie es, de algún modo, cartografiar la distancia existente entre la realidad y el registro que elaboramos de esta realidad cuando ya no está.
Aunque en este caso me valgo de estrategias estrictamente visuales para trazar esa distancia e indagar en esa huella, los mecanismos de la memoria son sinestésicos y el olor es uno de los desencadenantes más importantes de la misma. Me interesa especialmente cómo nuestra memoria se construye a partir de fragmentos que se van reorganizando y cobrando importancia a medida que transcurre el tiempo. En la elaboración de esta serie, partiendo de una imagen tan connotada, mi memoria bullía de fragmentos, recuerdos, olores, sensaciones de aquellas experiencias compartidas y aquel entorno estival junto al Guadalquivir en el cual vivimos tantas cosas que hoy permanecen en nuestra memoria y en aquel falso pimentero bajo el que me gusta sentarme a escuchar, oler y recordar cada vez que puedo.
Como curiosidad, el Schinus Molle (también conocido como Lentisco Peruano) es un árbol perenne que produce una resina muy olorosa muy apreciada en las culturas prehispánicas y andinas. A partir de la resina presente en su tronco y sus hojas y de la pimienta rosada de sus frutos se producían infinidad de productos, desde un tinte tradicional de color amarillo hasta miel y licor. También era muy usado en la medicina tradicional por sus propiedades plaguicidas. La resina y las cenizas de las hojas se usaban para embalsamar a los muertos en las culturas andinas.
Fernando M. Romero