Coleccionista

En 1978, Ernesto acude a una exposición celebrada en la Fundación Joan Miró (Barcelona) llamada “Suggestions olfactives” y, a raíz de la misma, le surge la idea de iniciar su propia colección de arte. Nace así el Ernesto coleccionista.

Ernesto es un comprador de arte atípico, ya que no se limita a seleccionar piezas que le gusten a simple vista, sino que busca aquellas que le despierten algún recuerdo olfativo. Se sitúa ante las obras que le atraen, las observa y si le despiertan el estímulo olfativo, afirma: “esta obra huele”. Ernesto ejerce así su capacidad de sinestesia relacionando la percepción de la pieza artística con los olores de su memoria.

De todo este proceso nace una colección de arte única en el mundo, en la que cada una de las piezas cuenta con una nota olfativa determinada y diseñada por el perfumista. Las notas van desde olores que recuerdan a perfumes, pasando por olores cotidianos hasta olores desagradables que, incluso, nos pueden llegar a repugnar.

Tan especial es la colección que, en una conversación mantenida con el artista Joan Brossa, este le dice “Yo hago poesía visual y tú haces olor visual”. Ernesto encuentra tan acertada la idea que decide que colección olorVISUAL será el nombre de su colección.

Artista

Y como es lógico, el uso del sentido del olfato sigue siendo la reivindicación primordial detrás de toda acción de este nuevo artista. Ernesto toma el mensaje de “enseñar a oler” por bandera y decide focalizar la atención de su obra en su herramienta más esencial: LA NARIZ.

Así es como nace NASEVO (nombre surgido de la palabra NAS – “nariz” en catalán – y EVO, acrónimo del nombre del artista) y con él, una explosión de narices: narices grandes, narices pequeñas, narices de miles de colores, narices de papel, narices de madera, narices de pintura, narices móviles, narices con luz, narices en cuerpos, narices cambiantes… E incluso un coche hecho nariz.

NASEVO transforma objetos y materiales en narices, ya que estas son el vehículo que nos permite captar la realidad de la misma manera que lo hace él: a través del olfato. El artista ya no tiene que asignar una nota olfativa a cada pieza, sino que es la obra misma la que responde a los acordes olfativos que NASEVO tiene en su mente.

Perfumista

Su inclinación e interés natural por el mundo del olor lo llevan a iniciar sus estudios en perfumería, acompañado siempre de grandes maestros del sector como su padre (Ernesto Ventós Ravetllat) o el prestigioso perfumista Arturo Jordi, del cual ejerce como ayudante en Grasse (Francia) y Ginebra.

Siendo aún muy joven, se integra en el equipo de la empresa de destilación que había fundado su abuelo Ernesto Ventós Casadevall en 1916, que acabará dando lugar a dos grandes industrias del sector a nivel internacional: Ventós, S.A., dedicada a la venta de materias primas, y LUCTA, S.A., fabricante de fragancias, aromas y aditivos para la nutrición animal.

Ernesto crece rápidamente como profesional, convirtiéndose en un gran perfumista y empresario, en parte por su excelente formación pero, sobre todo, gracias a su gran capacidad olfativa y a su genuino talento de entender el mundo a través de su nariz.

Más allá de su carrera profesional, Ernesto es una persona de espíritu creativo e inquieto, características que lo llevan a acercarse enseguida al mundo del arte y a empezar a moverse en él, estableciendo relaciones con artistas y galeristas.

De todo este proceso nace una colección de arte única en el mundo, en la que cada una de las piezas cuenta con una nota olfativa determinada y diseñada por el perfumista. Las notas van desde olores que recuerdan a perfumes, pasando por olores cotidianos hasta olores desagradables que, incluso, nos pueden llegar a repugnar.

Tan especial es la colección que, en una conversación mantenida con el artista Joan Brossa, este le dice “Yo hago poesía visual y tú haces olor visual”. Ernesto encuentra tan acertada la idea que decide que colección olorVISUAL será el nombre de su colección.

La inclinación por el arte por parte de Ernesto es creciente a lo largo de los años, y su espíritu inquieto no se contenta con el hecho de adquirir obras de arte. El perfumista tiene ganas de explorar su vertiente más creativa, y decide que es el momento de hacerlo a través del diseño de sus propias obras de arte.